En este blog podrá leer poemas del poeta valenciano Pere Bessó en catalán y Español/Castellano. También puede leer su vasta obra en su sitio web: http://perebesso.com

domingo, 19 de julio de 2009

COS EN VENDA-PERE BESSÓ

Sillas, Fotografía tomada de Flickr






COS EN VENDA



"Un poète doit laisser des traces de
de son passage,
non des preuves.
Seules les traces font rêver."
René Char


El meu cos antany serví els seus rellogats com a ver hostes, donant-los les seues millors habitacions, les seues dues bones cadires amb respatlle per a repassar els atributs de l’esperit abans de vendre’ls, alegrement. Com la llar, les parets donaven la resposta de l’om a la calentoreta del desig, al davall de la teulada. Reservat en la seua passió de fusta, aquell cos jove gitat al llit d’arena alenava en l’aire salat de la gavina anys i anys. Escoltava cada lament d’ocell als ràfecs. Ara, darrere de cada rostre amagat al gris de la finestra ombrívola dels meus ulls, aquest cos espera la llum escassa com el fill espera que el cride la mare morta. Amb prou feines em sent el cos vell, atapeït ací en aquesta mena d’espellegadura sense enyors d’hivern ni col·lecció de veneres. Cada posta té la seua esvarosa bústia. Les petjades florides de la carn, la seua escombrada. La llengua obedient s’assecà a la seua canaleta. Afora, la nit agrisa. Un fregat de visita que aguaita el clic definitiu de la pera colpeix contra el parafulla totes aquestes nits xafogoses quan àdhuc les mans de calaixera abellirien, suarien i sagnarien velles històries d’amor, a la manera de les flors de memorial els dissabtes i seguirien a les palpentes caminant pel pis arraïmades al temps de sorra a despit del llit, però ara que al cos no li fa oix el vent, què fàcilment omplir una ferida de rostolls.




CUERPO EN VENTA

"Un poeta debe dejar huellas
de su paso,
no pruebas.
Sólo las huellas permiten soñar."
René Char

Mi cuerpo antaño sirvió a sus realquilados como auténticos huéspedes, dándoles sus mejores habitaciones, sus dos buenas sillas con respaldo para repasar los atributos del espíritu antes de venderlos alegremente. Como el hogar, las paredes daban la respuesta del olmo a la calorcilla del deseo, debajo del tejado. Reservado en su pasión de madera, aquel cuerpo joven echado en el lecho de arena alentaba en el aire salado de la gaviota año tras año. Escuchaba cada lamento de pájaro en los aleros. Ahora, tras de cada rostro oculto al gris de la ventana sombría de mis ojos, este cuerpo espera la luz escasa come el hijo espera que lo llame la madre muerta. Apenas me siento el cuerpo viejo, tupido acá en esta especie de despellejadura sin añoranzas de invierno ni colección de veneras. Cada posta tiene su resbaladizo buzón. Las pisadas enmohecidas de la carne, su barrida. La lengua obediente se secó en su estría. Afuera, la noche engrisece. Un fregado de visita que acecha el clic definitivo del conmuntador golpea contra el parahojas todas estas noches viscosas cuando aun las manos de cajonera apetecerían, sudarían y sangrarían viejas historias de amor, a la manera de las flores de memorial los sábados y seguirían a tientas por el piso arracimadas en el tiempo de arena a despecho de la cama, pero ahora que al cuerpo no le da grima el viento, qué fácilmente llenar una herida de rastrojos

Etiquetas: ,